sábado, 26 de junio de 2010

El ReEnCuEnTrO

mmmm... no se como explicar, ni como comenzar, como describir aquel sentimiento, aquella situación que me llena de gozo, el deleite de volver a montar mi fiero potro de hierro, es ese momento de reencuentro único e inexplicable, tan personal que me he tenido que dar mil vueltas para empezar y poder contar Aquella historia.

Ese día que decidí irrumpir la ley, por la necesidad imperiosa de poder sentir el rugir de aquel motor, las caricias de el viento en mi rostro, sentir como se sacia mi sed de caminos en mi corcel errante, en ese preciso instante, supe que no estaba hecho para estar solo y orientado en este mundo, que necesito escuchar la voz de mi motocicleta cantando y gritando al mundo, difundiendo por cada rincón de esta ciudad el mensaje de libertad de nuestros espíritus.

Cuando me monto en mi caballo, le pego un espuelazo de arranque, comienza a relinchar ferozmente y es hermoso el latir de su corazón cromado, todo ya esta dicho y ha comenzar una nueva travesía, con una suave cabalgata y sin un rumbo alguno, una despreocupación de lo que nos pueda suceder y tan confiados por que yo la protejo de algún infortunio o accidente y ella me protege de esta lesionada sociedad que no hacen nada mas que dañarnos con sus prejuicios, por sus mentes limitadas y sin entendimiento de libertad.

Cuando me subo en mi motocicleta, no es un trozo de fierro moldeado e inerte, sino que es una extensión de mi cuerpo que me hace volar de alguna manera en los caminos mas difíciles de la vida y sin decir nada me comprende y me hace olvidar todos los problemas y penas, es este el motivo que hace cada rencuentro tan único y especial, es ese el motivo que me hace sentir tan dichoso de haber conocido este estilo de andar, que se a transformado no tan solo en pasión si no que también en un estilo de vida, puedo decir alegremente que esto es lo que me convierte en un devorador de caminos.

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